El cubo de las 36 caras
El "cubo de las 36 caras" de Morril, Oetting y Hurst (1974) es una representación gráfica de las funciones de un orientador, estas son las tareas que debe realizar una persona o cosa dentro de un grupo con un determinado fin.
Para estudiarlas se suele hacer de esta manera ya que es muy difícil definir estas funciones porque las ideas que propone cada autor son muy diferentes de las otras.
Con este método estudiamos tres niveles distintos dentro de la Orientación:
Para estudiarlas se suele hacer de esta manera ya que es muy difícil definir estas funciones porque las ideas que propone cada autor son muy diferentes de las otras.
Con este método estudiamos tres niveles distintos dentro de la Orientación:
- Destinatarios de la intervención orientadora:
- Individuo.
- Contextos sociales en los que se desenvuelve el individuo:
- Grupos primarios: familia.
- Grupos asociativos: compañeros de clase.
- Marco institucional o comunitario: centro educativo.
- Finalidad de la intervención:
- Terapéutica: resolver los problemas en la relación interpersonal y social.
- Preventiva: evitar futuras dificultades.
- Desarrollo: potenciar el crecimiento personal.
- El método de intervención:
- Directa: muy demandada por ser la forma tradicional de intervenir. Aún así, impide que llegue a todos los sujetos y además, excluye normalmente al resto de los agentes.
- Indirecta: se lleva a cabo mediante consulta y formación. La Orientación llega a los alumnos a través de los agentes debidamente asesorados por el especialista.
- Utilización de métodos tecnológicos: nos permite mejorar y expandir la influencia de la Orientación Educativa.
En clase utilizamos este método, con esta información debíamos realizar el cubo de las 36 caras, esto lo hicimos con una plantilla de un cubo proporcionada por el profesor. Después debimos leer y entender lo que era este cubo y para que servia, ya que después tendríamos que hacer un eslogan y un anuncio para poder venderlo.
Cuando ya supimos lo que era y cuál era su finalidad nos pusimos manos a la obra para realizar el cubo y rellenar cada una de sus caras con la información correspondiente. Al terminar esto, pensamos cual era la mejor manera de "venderlo". Mi grupo y yo nos decidimos por hacer un libro de instrucciones para realizar una buena intervención. Este fue el resultado final:
Según mi experiencia, este trabajo me resultó complicado debido a que a mi grupo y a mi nos costó mucho poder entender la finalidad del cubo de las 36 caras. Creo que tendríamos que haber recibido más información acerca de este método antes de empezar a trabajar con él, tal y como hemos hecho con otras actividades.
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